miércoles, septiembre 9

BOLETIN INFORMATIVO SEPTIEMBRE 2009 - DIOS, PATRIA Y FAMILIA Iglesia Nuevo Amanecer

DIOS, PATRIA Y FAMILIA
“Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra.” Efesios 3:14-15
Con la venia y aprobación del Señor (eso anhelamos), estaremos este mes finalizando la serie de predicaciones basadas en la carta del apóstol Pablo a los efesios y a las iglesias del Asia Menor.
Cuando predicamos el texto que citamos en el inicio de estas palabras dijimos que hay una relación entre los términos Padre, Patria y Familia. Hay un origen común.
En Dios Padre está el inicio de los siglos y el origen del ser humano. Del Padre celestial toma nombre toda familia que se ha formado en la tierra y que al unirse dan forma a las naciones, a la Patria que une a quienes tienen lazos afectivos de nacimiento y costumbres. La palabra Patria tiene el significado de pertenencia al Padre, de un grupo humano que proviene de Él. Y la familia, cada una ha sido creada y dirigida por un padre que le ha dado forma junto a su mujer. Los apellidos de cada familia están sustentados en el padre de familia y son nombres propios que distinguen a unos de otros.
Cuando reflexionamos sobre los fundamentos que dieron a Chile su carácter nacional, recordamos a los llamados “padres de la patria” que construyeron las bases sobre las que edificamos nuestra identidad nacional. Chile es un territorio muy especial que tiene características diferentes a las de nuestros vecinos. Hay cosas en común que son propias del continente en que vivimos, pero el acento de nuestro hablar, la abundancia de minerales, los productos marinos del vasto océano que acota nuestros límites al occidente, la variedad de climas en la “larga y angosta faja territorial” que nos dio el Señor, la compañía permanente de la enorme cordillera que se levanta como imponente muro hacia el oriente y los valores humanos que hemos podido adquirir a costa de tanto caer y levantarnos de las catástrofes sísmicas, eso y mucho más, nos hace ser una nación privilegiada que le da razón a Eusebio Lillo, autor de nuestro himno nacional:

Puro, Chile, es tu cielo azulado, Puras brisas te cruzan también,
Y tu campo de flores bordado Es la copia feliz del Edén.
Majestuosa es la blanca montaña Que te dio por baluarte el Señor,
Y ese mar que tranquilo te baña Te promete futuro esplendor.

Los cristianos, sin embargo, estamos un paso más allá de una ciudadanía terrenal. El apóstol Pablo señala que los hijos de Dios tenemos una doble ciudadanía, terrenal y celestial, la que debe conjugar la gratitud a Dios por habérnoslas dado. Por eso damos gracias al Señor por la bendición de nacer y vivir en Chile, país que amamos y para el cual anhelamos que sus habitantes abran su entendimiento al amoroso llamado que se les hace a recibir a Jesucristo como Señor y Salvador. Y expresamos una redoblada gratitud por la gracia que nos permite ser conciudadanos de los santos en el Reino de los Cielos.
La Biblia nos llama a orar por los gobernantes y por aquellos que están en los cargos que determinan nuestro presente y nuestro futuro en nuestro país. Pidamos por sabiduría y probidad, por justicia social y discernimiento espiritual, por respeto y amor en las familias y en los vecindarios urbanos y rurales y especialmente por un derramamiento del Espíritu Santo en las congregaciones cristianas en su papel de catalizadoras de la buena voluntad entre los hombres.
¡Dios bendiga a Chile en estos 199 años de su Independencia Nacional!

Pastor Waldemar Peralta S.

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