Mateo 17, 1-27. Los evangelios constantemente están distinguiendo entre los seguidores de Cristo a dos grupos, uno es la multitud y otro son los discípulos, y hay textos que tratan a Jesús hablándoles a uno y/o a otros y es necesario tener esta distinción para tener como uno de los elementos para la correcta interpretación y que es a quién dirige Jesús tales palabras, cuestión que no siempre tienen en cuenta los predicadores o lectores de la Biblia sino que apenas comienzan a leer ya piensan inmediatamente en si mismos o en sus interlocutores, cuestión que indudablemente tiene que llegar la palabra a hablar pero luego de un proceso de entendimiento previo de los párrafos en su momento original, pues una aplicación inmediata puede arrojar las más absurdas interpretaciones y aplicaciones si no se toma en cuenta todo el contexto, incluido el histórico, cultural, religioso, sicológico, geográfico, etc., del momento, pero la desidia que hay en tantos lectores de la Biblia hace que no se haga el trabajo duro primero y por ello tampoco reciben los frutos de la riqueza de la Palabra. Respecto al grupo cercano de Jesús, sus discípulos, el texto de la semana pasada establece un nuevo peldaño respecto al compromiso con que los hombres responden a su llamado, y no es precisamente el eslabón final ser sus discípulos, siendo este a lo más un estado intermedio entre la multitud y el definitivo que es el que establece el Maestro, cuando luego de revelarles acerca de su pasión y muerte ahora les invita a negarse a ellos mismos, a tomar la cruz y a seguirle hasta el final, emulando el camino que Él mismo habría de establecer. Se puede ser discípulo pero se es necesario algo más, incluso a perder la vida para ganarla definitivamente por su causa. Todos los sistemas congregacionales discipulares son necesarios, pero siempre como un camino hacia un compromiso mayor, tener la disposición como el mismo Jesús tuvo con su Padre, renunciar y estar dispuesto a beber hasta la copa final del martirio. Para el ministerio pastoral, misionero, evangelizador, apostólico y otros ministerios afines se necesita que las personas pasen del estado de discípulos a este nuevo estado. Así como no toda la multitud es discípulo del Señor, no todo discípulo es ministro consagrado, es necesario seguir descendiendo al peldaño de la humillación otro paso más, como el mismo Cristo (Fil 2), desde la gloria celeste a la tierra, en la tierra como hombre, entre los hombres el más humillado, entre los humillados la muerte y no cualquier muerte, la más humillante, y luego como dice Pedro, hasta descender a los mismos infiernos (profundidades) y predicarles a los encarcelados del tiempo de Noé, o sea, desde la máxima gloria a la máxima humillación, desde lo más alto a lo más profundo, recorriendo todo el espectro de la creación a la cual venía a dar libertad. Ahora la invitación es para todos los que ya tienen un compromiso mayor que la multitud, para los discípulos, y es que sean más que discípulos. Las iglesias están compuesta entonces al final por estos tres tipos de cristianos: la gran multitud, los que van pero sin un compromiso mayor de entrega que una tibia relación con Dios, con su palabra, con el testimonio. Creen, sí, pero sin dar más tiempo ni recursos que lo mínimo, a veces en arranques emocionales entregan un poco más pero al final terminan en lo mismo de siempre. Luego un buen grupo de discípulos, son los que aprenden, sirven dentro de sus posibilidades, son más que dominicales, son lectores asiduos de la Palabra, fieles en los diezmos al Señor, oran constantemente, pero no han entregado todo a Dios, pues sus compromisos familiares, económicos, sociales, y otros les limitan. Y finalmente, los menos, y los que más necesita Cristo para cambiar el mundo, los que son capaces de renunciar a si mismo por causa del Reino, los que se niegan a todos sus buenos objetivos por el evangelio, los que toman la cruz cada día, y tienen la disposición incluso al dolor por causa de la fe, y Dios está llamando entre sus discípulos a éstos. Como los que vamos a estudiar en algunas semanas, incluso dice Jesús, que algunos se hicieron a si mismos eunucos, se hicieron castrar, por causa del Reino de Dios, para dedicarse completamente al evangelio, o sea, se auto inmolaron sus genitales y junto con ello sus posibilidades matrimoniales y paternales para servir sin tapujos al Señor totalmente. Otros, igual, sin llegar a ese extremo renunciaron a todas sus posibilidades económicas y sociales para servir a Dios.
1. Hace Bien Estar en Éxtasis Aunque Sean Momentos Breves Pero… (17, 1-9) No podemos vivir ni fundamentar nuestra fe en experiencias extáticas, o fuertemente emocionales o en visiones. La vida cristiana no se compone de experiencias relámpagos sino de la solidez de la base que da la Palabra, del compromiso firme que hemos establecido con el Reino de Dios, con la perseverancia en comunión con los santos. Sin embargo, en su infinita misericordia y en su voluntad que no conocemos del todo, nuestro buen amigo y Salvador puede hacernos pasar por ciertos momentos especiales, tipo paranormales del Espíritu, que se salen de todo lo imaginable, que excede a toda la vida cristiana normal, y no a todos, como en este caso, los otros nueve no experimentaron este hecho el que además fue irrepetible. No podemos hacer doctrina de las experiencias supra-espirituales, pero tampoco podemos negarlas sin más, como a veces nos traiciona nuestros fríos racionalismos, todavía afectados por las fuerzas modeladoras del modernismo que se establece en el mundo y en la teología en los siglos diecinueve y veinte y que aún todavía hay vestigios en un mundo postmoderno el cual acepta estas experiencias más fácilmente e incluso las promueve e incluso hasta las cataloga como las más legítima, llevando al otro extremo lo que el racionalismo negó. Creo que la iglesia no tiene que ser esclava del modernismo ni del postmodernismo, pero tampoco tiene que negar experiencias especiales, sino buscar entender la Palabra y vivir las manifestaciones de una manera tan auténtica que sobrepase las fuerzas imperantes en cada siglo. La metamorfosis (lit del griego, que se traduce, transfiguración, o transformación) del Señor desde un estado natural humano a uno glorioso y resplandeciente sin perder su identidad es un anticipo de lo que recibiría en su momento luego de su “derrota” final en la cruz y mucho más aún, este es solo un destello de su gloria, mayor que nunca antes luego de la cruz, se halla precisamente en medio de las anunciaciones de su propia humillación en su muerte, muerte que sería la sombra que lo seguiría hasta llegar al calvario, que no lo abandonaría en ningún momento, y a estos discípulos se les revela un destello de lo que será la realidad definitiva de Jesús. Las figuras de Elías y Moisés legitiman esta imagen de Jesús que si bien asumió la humanidad en su máxima humillación no dejaba de ser el Dios y ser a la vez el cumplimiento de la ley y los profetas. En otro evangelista se relata que el tema de conversación de estos tres en gloria era su pasión y muerte. La gloria de Cristo alcanza a atraer los dos personajes más representativos del antiguo pacto, es su luz la que hace que los ojos terrenos y limitados de los otros tres puedan ver lo que ven. Esta experiencia que supera todo lo sensorial no es puesta en duda por el investigador Mateo, sino que solo en base a los reales testigos de ellas, Pedro, Juan y Jacobo, no tuvo duda de su autenticidad. Vuelvo a señalar el peligro de creer que toda experiencia extrasensorial en el tema de la religiosidad podamos darle carácter de legítima o que marque un destino de vidas, congregaciones, etc. Hace poco en Chile se dice que hay un pastor que recibió una visión de Dios para el bicentenario de la patria, 2010, de establecer altares en todas las regiones en los puntos más altos posibles y hasta se dice que recibió las medidas del altar como sus materiales, me huele raro, a paganismo, a los “lugares altos” de sacrificio de Israel, al antiguo pacto, y muchas iglesias y pastores ya se están plegando a esto. Medio parecido hace años atrás al ungimiento que se hizo de varias ciudades con litros de aceite desde un avión. Pero tampoco podemos rechazar toda visión y revelación y para eso se hace necesario aplicar las directrices de la Palabra y tener el espíritu de discernimiento y ser lo suficiente valeroso tanto para denunciar fantasiosas visiones como para afirmar aquellas que son realmente producto de una acción especial de Dios con determinado objetivo que no se contradice con la Palabra. La voz que se oye pone en el centro al Hijo, Él es el objetivo de toda esta visión. Ni Moisés ni Elías, podemos dar cien explicaciones, pero si nos desgajamos del Hijo perdemos toda la perspectiva de la visión. El Padre afirma al Hijo, con la luz, con los acompañantes, con la nube, con su voz, para llegar al corolario de la visión : “oigan a Él”, oír al Hijo es el objetivo final, no necesitamos por lo tanto, que esta visión se repita, nunca más se ha conocido algo así, sino instar a los hombres a oír al Hijo, nosotros podemos seguir multiplicando la visión cada vez que damos testimonio del Hijo, y Jesús es el primer metamorfoseado y todos aquellos que le oyen, igual se llenarán de luz (“vosotros sois la luz”), y oirán igual del Padre, “este es mi hijo muy querido”. Lo que el Padre hace del Hijo lo hace con sus hijos, no olvidemos que Él es el Primogénito, no el único, sino el primero de entre muchos hermanos. Por ello, no tengamos miedo de ser envueltos cada día en la visión de Dios.
2. Afinando Nuestro NUS (17, 10-13). En varias ocasiones los discípulos del Señor quedaron en ridículo en medio de algunas situaciones y Mateo no tiene empacho de echarse al agua junto con ellos, pero ahora igual de honesto, tampoco no trepida de reconocer el avance en el entendimiento respecto a algunas explicaciones que relacionan el ministerio de Jesús con hechos del antiguo pacto, tema que sigue siendo de cuidado por todos nosotros, y que por descuidar algunas iglesias han tropezado en guardar algunos elementos del antiguo pacto y no han crecido hacia el nuevo pacto. Todavía hay muchos cristianos que incluso usan indebidamente textos preferidos de prosperidad del antiguo pacto para arengar a sus congregaciones hacia sendas lejos de la cruz. Jesús se puso en la línea del dolor del Elías no el viejo profeta de 700 años atrás sino en el de reciente, Juan el Bautista, todavía está latente su trágica muerte y que ahora él mismo ha de andar en esa senda dolorosa igualmente. No pierde oportunidad el Señor de hablar de su muerte. Tiene que hacer morir en la mente de sus oyentes la figura de un Mesías intocable, todo vencedor, próspero, rico, lleno de bienes, invencible, que es el Cristo de muchos de hoy, tanto de falsos Cristo, como de aparentes evangélicos.
3. No es la Fe la Grande sino el Dios de la Fe (17, 14-21).Puede ser tan pequeña la fe como de las semillas la más pequeña y puede hacer tan grande su manifestación como lo que no hay mayor que las montañas. El problema de la fe es la falta de confianza, o sea, su muerte misma, pues fe tiene como su elemento esencial, vital, de supervivencia, que es el confiar, incluso en el idioma original del NT, el griego, ambas comparten la misma raíz, “pist”, o sea, fe y fiel, al final están íntimamente relacionada. La fe que funciona de esta manera explicada por el Señor, con una metáfora de opuestos, lo más pequeño mueve lo más grande, tiene su efectividad en quien está puesta, su énfasis no es ella misma sino en la persona que la hacer ser tan poderosa, Dios. Como alguien escribió muy bien, “no me muestres lo grande de tu problema sino lo grande de Dios”, y el otro tiro mortal a la fe verdadera es que muchos tienen fe en su fe, y de allí tantas malas aplicaciones a una fe fallida. No es la suma de nuestra fe la que importa, no es el porte de cuan grande sea, pues una fe grande, gigante, no puede trasladar ni siquiera una pequeña piedra, pero la más pequeña confianza puesta en Dios hasta la montaña más imposible puede remover. La oración o el exorcismo en este caso no tienen fuerza en si mismo, orar no es un acto que produce milagro, incluso en estos casos ni siquiera se nos pide orar, sino aplicar la fe puesta en Dios y no en nuestros actos litúrgicos o aprendido de memoria, los que no son capaces de mover ni una pizca de arena. Cuando los discípulos entendieron esto y vivieron como siervos definitivamente pudieron trasladar las montañas más inverosímiles. Ya no solo caminaron por las aguas tempestuosas, los fuegos incandescentes, cerrar bocas de leones, sino que hasta su sola presencia podía derretir las murallas de putrefacción. Y no fue su preocupación cuanta fe o no alcanzaban sino cuanto era su relación e intimidad con el Dios de la fe lo que les daría las fuerzas para traspasar hasta el mismo umbral de la existencia sin temor y con gozo. No es el tema la fe, sino el tema es el hombre de la fe y su relación con el Dios de ese hombre. La fe es un don universal. No existe humanidad sin fe, no hay sociedad sin fe, todo funciona por la fe, todas las relaciones son de fe, los mayores ateos de la humanidad son hombres de fe, sino no serían hombres. Lo que sobra es fe, el problema es que hay que renunciar a creer en la fe para empezar a creer en Dios. Mientras menos creemos en nuestra capacidad de creer mayor será el milagro, y las montañas más se empequeñecerán. Cuando dejemos de apuntar el blanco hacia nuestra fe es entonces que las montañas cada vez las veremos menos imponentes. Cuando más concentremos la atención hacia nuestras respuestas de fe hasta las piedras más pequeñas nos serán imposibles de mover.
4. Algunas Perversas Leyes Igual Hay que Cumplirlas (17, 24-27) Por supuesto siempre que no afecten el desarrollo de la proclamación del evangelio y segundo siempre y cuando no se logren cambiar a través de los medios más civilizados posibles. Jesús es el revolucionario por excelencia pero tampoco va a perder el tiempo cambiando las leyes de su sociedad si primero no cambia sus corazones. Muchos cristianos sinceros se han lanzado a cambiar su mundo a través de cambios legales, políticos, sociales. En verdad que hay que sacarse el sombrero por el tesón y la lucha, pero algunos igual han terminado siendo parte de la corrupción reinante, haciéndose parte del sistema y lo que un día eran sus ideales al entrar en la arena política por unos pocos pesos más, por la aceptación en el ámbito de sus colegas de partidos, y otras prebendas más al final algunos han terminado de sucumbir ante el brillo y endiosamiento del poder como el resto. Sin embargo la estrategia de Cristo, no fue como en este episodio y otros similares en que se confronta ante leyes humanas injustas, sino la de empezar el cambio en el corazón pues de allí emanan toda corrupción o todo bien, por ello no tiene empacho de pagar lo que las costumbres de los hombres pagan y pagar por Pedro igual, a medias se fueron, cumplir el deber social y el impuesto es uno de los más graves que todo ciudadano debe cumplir. Puede fallar en muchos menos en este, hasta el día de hoy. Levantar banderas en contra de tal ley injusta es legítimo pero la mejor forma de que alguna vez definitivamente esta sociedad puede ser mas honesta es a través de la evangelización. La principal tarea de los padres cristianos no es la de educar a sus hijos para que estos sean profesionales, sino para que estos sean auténticos cristianos y con su profesión ahora igualmente puedan catalizar en sus propios lugares de influencia con la fe con un testimonio eficaz que logre llevar a otros a los pies del calvario. Una sociedad solo va a cambiar cuando hayan hombres cambiados, cuando la metamorfosis se produzca en el interior es entonces que las manifestaciones sociales podrán ser mejores. Todo lo demás serán parches, lo cual no significa que un cristiano no pueda participar en entidades a favor de leyes más justas en especial en naciones democráticas esta oportunidad es mejor que en las que la iglesia primitiva tuvo que vivir, pero que nunca debe perder la perspectiva definitiva del cambio de su mundo.
II. Misión Para la Vida (desde el 1 de Noviembre de 2009 hasta que seamos transfigurados nosotros primeros y luego esa nueva vida sea la fuerza que remueva las montañas de incredulidad e impotencias) (p Manuel SHC, desde la hermosa ciudad de Rancagua a todos los amigos)
