miércoles, diciembre 23

SALUDO NAVIDEÑO


Saludo a los pastores bautistas de la Sexta Región. Que el Señor les bendiga y les llene de sabiduría en sus ministerios y prospere a sus respectivas familias.
Pastores: Manuel Hidalgo, Miguel Cabrera, Alejandro Cabrera, Ernesto Cornejo, Juan Jofré, Patricio Paredes, Ricardo Fuentealba y Héctor Fernández
                Con gratitud a nuestro buen Dios estamos llegando al término de este año 2009 y esperando que haya contentamiento en Él y en la Iglesia por lo que se pudo realizar bien en estos meses de mucho ajetreo en nuestro país. Sin embargo, como Iglesia, no podemos dejar de reconocer que han quedado demasiadas cosas pendientes de solución y que ahora pasan a ser prioridades de realización en el 2010.
                Es tiempo oportuno para poner en la balanza lo que nos corresponde llevar a cabo y reafirmar el compromiso de amor que tenemos con el Señor. Él ha estado todo este año junto a nosotros, en los momentos de alegría como también en los de penuria y aflicción. Su Santa Presencia es una realidad que conmueve nuestro corazón y que nos insta a serle fieles.
                Pedro, en su segunda carta, dice que somos participantes de la naturaleza  divina y que poniendo toda diligencia, añadamos a la “...fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor. Porque si estas cosas están en vosotros, y abundan, no os dejará estar ociosos y sin fruto en cuanto al conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.”  2ª Pedro 1:5-8 
                Nuestro anhelo es que esta Navidad tenga para usted y familia el real significado de la venida de Jesús a esta tierra y que el propósito amoroso de Dios no se diluya en el tráfago de compras y en el consumo exagerado de comidas y bebidas. Navidad es un tiempo señalado por Dios para recordar al Redentor del mundo y para  mostrar amor al prójimo.
                Pongamos en las manos del Señor nuestros proyectos personales, ministeriales y familiares y confiemos que el año 2010 será de gran bendición para todos nosotros.
                En el amor de Cristo

                Pastor Waldemar Peralta y esposa Elda de Peralta

Rancagua, Diciembre 2009 

ALEJANDRO DEL BOSQUE - Compartir Canciones de Navidad




Con los siguientes temas navideños:

  1. Oh Santisimo, Felicisimo.
  2. Gozo Del Mundo.
  3. Venid Fieles Todos.
  4. Gloria Al Dios Excelso.
  5. Ven A Mi Corazon.
  6. Oid Un Son.
  7. Noche De Paz.
  8. Venid Pastorcillos.
  9. Compartir.
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CANCIONES DE NAVIDAD - PARA NIÑOS




Con los siguientes temas :
  1. Hoy Es Navidad
  2. Angeles Cantando Están
  3. Noche De Paz
  4. Fa La La La La
  5. Se Oye Un Son En Alta Esfera
  6. Allá En El Pesebre
  7. Al Mundo Paz
  8. Tamborilero
  9. Rodolfo El Reno
  10. Feliz Navidad Deseamos
  11. Venid Fieles Todos
  12. Buenas Nuevas De Gozo Y De Paz
  13. La Primera Navidad
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miércoles, diciembre 16

Testifique con el Poder de Dios Por Billy Graham


Recuerdo que en 1953, al principio de nuestro ministerio, estuve predicando en Dallas, Texas. Asistían casi cuarenta mil personas a cada reunión, pero una noche sólo un grupito respondió al llamado para recibir a Cristo. Dejé la plataforma desalentado. Allí estaba un comerciante alemán, un verdadero hombre de Dios, que me abrazó y me dijo: "Billy, ¿sabes lo que anduvo mal esta noche? No predicaste la cruz."

La noche siguiente prediqué sobre la sangre de Cristo, y una multitud enorme aceptó a Cristo como Salvador. Cuando proclamamos el evangelio de Cristo, cuando predicamos a Cristo crucificado y resucitado, hay un poder inherente al mensaje.

Quienes proclaman el evangelio necesitan comprender, como lo subrayó Pablo, que el hombre natural no puede aceptar la verdad de Cristo mediante el razonamiento y la lógica porque hay un velo sobre él. Es un velo sobrenatural que sólo puede ser traspasado por el Espíritu Santo.

Cuando Pablo fue a Corinto, dijo: "Pues me propuse no saber a Jesucristo, y a éste crucificado." De esa manera él resumía su mensaje a los corintios.

¿Por qué semejante afirmación? Pablo sabía que la cruz y la resurrección tienen su propio poder comunicativo. El sabía que el Espíritu Santo toma el sencillo mensaje de la cruz, con su mensaje de amor y gracia redentora, y le infunde autoridad.

La realidad gloriosa es que el Espíritu Santo toma el mensaje, no importa cuán débil o sencillo sea, y lo trasmite a la mente y al corazón. Es la acción sobrenatural del Espíritu de Dios que quiebra los obstáculos. El Espíritu Santo es el que da el mensaje. Cuando estoy ante mis oyentes, puedo confiar en que el Espíritu Santo toque las cuerdas sensibles del alma de los que escuchan el mensaje.

En primer lugar, sé que las necesidades de la vida no son totalmente satisfechas por el progreso social ni por la abundancia material. Eso es cierto en cualquier parte del mundo. Jesús dijo que: "la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee." Algunas de las personas más desconsoladas que conozco son millonarias.

En segundo lugar, sé que hay un vacío inherente a cada vida sin Cristo. Millones de personas claman por algo que llene ese vacío, pero nada parece satisfacerlas. El dinero no satisface y las experiencias sensuales tampoco. ¿Qué busca la gente? La gente busca a Dios porque sólo Dios satisface.

He Hablado en muchas universidades del mundo. He oído el grito lastimero de jóvenes que están intelectual, psicológica y espiritualmente perdidos. Están buscando algo que no saben lo que es.

Le pregunté al presidente de una universidad: "¿Cuál es las mayor necesidad que usted cree que tengan aquí los estudiantes?" El me contestó: "Entrega. Necesitan entregarse a algo, porque muchos no se sienten comprometidos con nada." Ellos buscan algo. Hay un vacío en cada vida que sólo Dios puede llenar. Cuando proclamamos el evangelio, hablamos directamente a ese vacío que hay en cada corazón, y que únicamente Jesucristo puede llenar.

En tercer lugar, sé que hay mucha gente ansiosa de compañía. Tengo un amigo que es psicólogo y teólogo en una universidad norteamericana. Un día le pregunté: "¿Cuál es el mayor problema de los pacientes que acuden a ti por ayuda?" Pensó por un instante y luego respondió: "La soledad. Y cuando usted investiga, descubre que ansían la compañía de Dios." Hay un anhelo profundo por Dios porque el hombre está separado de su Creador.

En cuarto lugar, sé que la gente tiene un sentimiento de culpa que es devastador. El director de un hospital siquiátrico me dijo: "Podría darle de alta a la mitad de mis pacientes si pudiera encontrar una manera de librarlos de sus sentimientos de culpa."

Eso es precisamente lo que hace el mensaje de la cruz. Cuando hablamos de Cristo, estamos tocando de modo directo el problema irritante y deprimente de la culpa. Sólo Cristo puede dar perdón y alivio.

En quinto lugar, sé que hay temor. Una universitaria informó que aunque los jóvenes piensan en el sexo más que en cualquier otro asunto, la segunda cosa en que más piensan es en la muerte. Nuestro Señor vino a invalidar la muerte en su propia muerte y resurrección. El hizo que tres cosas quedaran inoperantes para la persona que entrega su vida a Jesucristo: el pecado, la muerte y el infierno. ¡Qué mensaje para darlo a los que se preocupan con la muerte!

Una vez en mi vida luché con mis dudas en cuanto a creer que la Biblia es al autorizada Palabra de Dios. Fui a una montaña y pus mi Biblia sobre la cepa de un árbol. Luego oré: "¡Oh Señor, no entiendo todo lo que dice este libro! Pero lo acepto como tu Palabra por medio de la fe." Mediante la fe acepté la Biblia como la Palabra del Dios viviente, y no he vuelto a dudar desde entonces.

Cuando cito las Escrituras, sé que estoy citando la Palabra de Dios. Es el mensaje autorizado de Dios para nosotros. Es el Libro infalible.

Necesitamos saturarnos de la Palabra de Dios y de la oración. Una razón por la cual la gente escuchaba a Jesús es que El hablaba con autoridad.


Un pastor celebró un culto dominical para niños a las ocho y treinta de la mañana. Empleaba palabras sencillas, ilustrando su mensaje con representaciones gráficas. Casi un año más tarde asistían al culto dominical de niños más personas mayores que al culto regular de las diez y treinta porque podían entender mejor lo que decía el pastor. A la gente le gusta le sencillez. Creo que ese fue uno de los secretos de nuestro Señor. La gente del pueblo lo oía con gozo. El hablaba el idioma del pueblo.

Trasmitamos el evangelio mediante nuestro amor por los demás. Jesús dijo: "En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros." ¿Ama usted de veras a los demás? ¿Se lo demuestra? ¿Perciben ellos su compasión?

Uno de nuestros evangelistas asociados estaba predicando en una universidad. Trataba de ganar a los estudiantes para Cristo, pero había una reacción hostil. Sobre todo una muchacha mostraba su hostilidad. Después de la disertación, ella se acercó al evangelista y le dijo: "No creo nada de lo que dice." El le dijo: "Siento que no esté de acuerdo conmigo, ¿pero le molestaría que orara por usted?" Ella respondió: "Nadie ha orado por mí nunca, y supongo que eso no me hará daño."

El inclinó la cabeza y comenzó a orar. Ella permaneció mirando al frente, pero de repente notó que, mientras él oraba, le corrían las lágrimas por las mejillas. Cuando él abrió los ojos, ella estaba llorando. Entonces le dijo al evangelista: "Nadie había derramado una lágrima por mí en toda mi vida." Luego se sentó en el banco y aceptó a Cristo como su Salvador.

¿Cuántos hemos amado tanto a otros que hayamos derramado lágrimas por ellos?

En el amor que demostremos por los demás está implicado un mandamiento social de las Escrituras. Contemple al Señor. El tocó al leproso. ¿Puede imaginarse cómo se sintió el leproso al ser tocado? El leproso tenía que ir por todas partes pregonando: "¡Inmundo! ¡Inmundo!" Entonces Jesús lo tocó.

Jesús estaba enseñando mediante el ejemplo, así como por medio de preceptos, que tenemos responsabilidad con los oprimidos, los enfermos y los pobres. A veces la mejor manera de acercarnos a ellos es tocarlos con nuestra compasión. Sí, debemos amar a la gente y tener una compasiva preocupación de la gente; nosotros debemos tener compasión también.

Los que más profundamente han influido en mi vida no han sido los grandes oradores ni loe predicadores elocuentes, sino los hombres y mujeres santos que Dios puso en mi camino. Pablo dijo: "Golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre." Debemos tomar eso en serio. Debemos ir al mundo en el nombre del Señor Jesucristo.


¿CÓMO ESTÁ DISCERNIENDO LA IGLESIA? Para meditar


Al que quiere vivir en santidad le llaman legalista.
Al que quiere seguir a Jesús fielmente le llaman fanático.
Al que se aparta del mundo le llaman religioso.
Al libertinaje le llaman ser libre de la religiosidad.
Al permiso para pecar le llaman estar bajo la gracia.
Al caerse al suelo y temblar le llaman mover de Dios.
Al llenar estadios le llaman avivamiento.
A la diarrea verbal le llaman palabra profética.
Al deseo de poder le llaman tener una visión grande.
Al robo descarado le llaman pactar con Dios o sembrar en el reino.
A los que denuncian el pecado les llaman fariseos modernos.
A las falsas doctrinas les llaman revelaciones apostólicas.
A los antros disfrazados de iglesia les llaman reunión de jóvenes cristianos.
A lobos rapaces les llaman apóstoles.
A las congregaciones que no instauran el G-12 les llaman grupos sin visión.
A volver el estómago le llaman vómito santo.
A la metafísica le llaman confesión positiva.
Al orgullo le llaman hacer las cosas con excelencia ‘para Dios’.
A las fábulas le llaman atar el espíritu de adulterio, alcoholismo y narcotráfico.
A hacerse rico a costa de los cristianos le llaman concierto ‘para la gloria de Dios’.
A cobrar la entrada a una reunión cristiana le llaman gastos de recuperación.
A cobrar por cantar o predicar le llaman ‘el obrero es digno de su salario’.
A reprender el pecado y las conductas erradas le llaman murmuración.
A la impunidad eclesiástica le llaman ‘no toquéis al ungido de Jehová’.
Al materialismo le llaman prosperidad divina.
Al show milagrero le llaman manifestación del poder de Dios.
A una jauría de lobos rapaces le llaman reunión de apóstoles y profetas.
Jer 15:19  Por tanto, así dijo Jehová: Si te convirtieres, yo te restauraré, y delante de mí estarás; y si entresacares lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Conviértanse ellos a ti, y tú no te conviertas a ellos.
Mal 3:17  Y serán para mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le sirve.
Mal 3:18  Entonces os volveréis, y discerniréis la diferencia entre el justo y el malo, entre el que sirve a Dios y el que no le sirve.

martes, diciembre 8

UNIDOS EN SU ESPIRITU Palabras del Pastor

EN BELEN NACIO JESUS “¿No dice la Escritura que del linaje de David, y de la aldea de Belén, de donde era David, ha de venir el Cristo? Juan 7:42
La controversia estaba desatada en esa fiesta de los tabernáculos que se efectuó en Jerusalén, como era habitual. Jesús hacía señales y maravillas sanando enfermos y enseñando la doctrina del reino de Dios que se acercaba a ellos por su intermedio. Muchos estaban siendo tocados por sus palabras y reconocían que ante ellos estaba el Cristo que esperaban por tantos años. La contrapartida estaba en los religiosos fariseos, saduceos y los escribas que lo veían como un peligroso falso maestro que dañaba la religión judía basada en la ley de Moisés.
Todos sabían que venía de Galilea, de la región más alejada, incluso más allá de Samaria y su mezcolanza religiosa de judaísmo y religiones cananeas. ¿De Galilea ha de venir el Cristo? ¿Acaso la profecía no decía que el Cristo habría de nacer en Belén y que tenía que ser un descendiente del rey David? La disensión enfrentaba a quienes creían con aquellos que negaban a Jesús de Nazareth la condición mesiánica que Él mismo se asignaba. “El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.” El Espíritu Santo ya estaba siendo anunciado aunque nadie aún lo entendía.
El galileo Jesús en realidad no había nacido en Nazareth, lugar de su residencia y de donde había viajado a Jerusalén. Su nacimiento había sido precisamente en la Belén efrata que Miqueas, el profeta, había anunciado. De una virgen, como profetizó Isaías, y del linaje de David porque su padre “adoptivo” terrenal era José, descendiente del rey David. Emanuel – Dios con nosotros – estaba entre ellos, pero pocos eran los que lo reconocían y aceptaban. Ya estaban por venir los hechos luctuosos de su martirio y muerte en manos de gente que creía servir a Dios eliminando al Cristo que ellos mismos anunciaban y esperaban.
“Verdaderamente este era Hijo de Dios.” Las palabras del centurión y de los soldados que custodiaban a Jesús en la cruz, al venir el terremoto y las grandes señales que se produjeron al expirar el Señor, representan el sentir de todos aquellos que hemos tenido un encuentro personal con Él. Es la confesión de fe que ningún cristiano dejó de emitir para alcanzar el perdón de sus pecados y acceder a la salvación de su alma. La Verdad y la Vida fueron manifestadas a las multitudes que se convirtieron en Pentecostés y se proyectaron a toda la humanidad con la expansión de la Iglesia y su mensaje de salvación por la fe en Jesucristo.
Este mes recordamos una vez más el nacimiento de Jesús en Belén, en un humilde pesebre, enseñando que la divinidad no necesita de los elementos materiales para manifestar su gloria y majestad. Los presentes de los sabios de oriente que lo adoraron en Belén no son justificación para la absurda profusión de obsequios que se intercambian en Navidad, opacando el significado magnífico de la venida del Salvador del mundo.
El amor de Dios se debe derramar por nuestro intermedio a nuestros seres queridos. Que ese amor sea sincero y permanente todo el año y que los regalos no sean solo una gratificación compensatoria por la escasa comunicación y poco afecto demostrado. Que ese amor comparta al Jesús que mora en nuestro corazón para que la familia y quienes nos conocen sepan quién es el Salvador del mundo y para que sean salvos por la fe en Él.
¡ FELIZ NAVIDAD Y QUE 2010 SEA DE GRAN BENDICION PARA USTED ¡
Pastor Waldemar Peralta S.

Palabra Discipular Año IV Semana 195




Mateo 19, 1-12. Incansable debe ser para los maestros de la Palabra el tema de la unidad de los cristianos, no primero en el sentido organizacional, sino corporal, en cuanto a una congregación local. No podemos ser expertos en unidad de la Iglesia y tener serios reparos en nuestra propia vida en las relaciones directas de cada día. La armonía congregacional es un deber del cual ningún ministro del evangelio se puede desprender, al contrario, es una de las tareas más permanentes por cuanto en todo grupo humano, sin excepción, siempre existirán diferencias, roces, incompatibilidades de caracteres y de pensamientos e ideas, pero lo que caracterizará a la iglesia de Cristo de cualquier otra agrupación humana es su capacidad de resolver esta problemática. Es humano y natural que existan problemas de relaciones pero para la iglesia del Señor es anormal total y absolutamente la no resolución de sus conflictos, por ello dan testimonio los apóstoles en sus escritos que gran parte lo dedican precisamente a instruir a la iglesia del primer siglo acerca de superar las dificultades que enfrentaba. Es humana la debilidad pero divina la superación. No hay ninguna justificación para que los cristianos no busquemos la paz los unos con los otros. Y mientras más cercanas nuestras relaciones más son las posibilidades que tengan algún tipo de quebrantamiento. Sigue siendo misión de los ministros pastores de las congregaciones el buscar la paz entre los hermanos. Por supuesto hasta donde sea posible, hasta donde las dos partes tengan el temor de Dios bien fundamentado, esto es, no desconectado de la unidad con su hermano. Donde falla nuestra religiosidad es cuando queremos independizar nuestras relaciones con Dios de nuestras relaciones con nuestro prójimo. La cruz del Señor es signo inequívoco de esta verticalidad y horizontalidad, de nuestra relación con Dios y con el prójimo y nunca toda insistencia y trabajo en armonizar ambas direcciones serán suficientes. Es entonces realmente en que como cristianos podemos dar testimonio de nuestra fe, es entonces que nos van a creer, es entonces en que se van a convertir, como bien dice el salmo tan conocido, 133 “porqué allí envía Jehová, bendición y vida eterna”, cuando los  hermanos están “juntos y en armonía”. Y luego Jesús nos dice que por el amor que nos tengamos unos a otros las personas creerán en Dios. La palabra para esta semana va a tratar uno de los temas más viejos y repetitivos de la humanidad, que es la ruptura matrimonial, que es el divorcio, tema permanente en el tapete. En nuestra nación la última estadística del registro civil da cuentas que de cada cien matrimonios que se realizan hay 120  que tramitan su divorcio. Y esto no era tan diferente en los tiempos de Jesús, así que decir que en aquellos tiempos las cosas eran mejores es un mito. En todo tiempo ha existido el engaño, la separación. Lo que ha hecho la aprobación de leyes de divorcios en nuestras naciones es solo transparentar una realidad oculta y ayudar a paliar los graves efectos legales que significa una ruptura matrimonial, pero en nada a solucionar el problema, incluso, con una ley así solamente se facilita el concepto del matrimonio como un bien desechable. Vamos a los fundamentos con las palabras del Señor.
1.El Divorcio Acaba Definitivamente con el Matrimonio (19, 1-9). Segundo título: El Que No Tiene Ninguna Causal de Matrimonio es Único Responsable del Pecado de Adulterio. Tercer título: Volviendo a los Fundamentos del Matrimonio, o sea volviendo a Dios. Cuarto, Rompiendo los Mitos en Torno al Tema Matrimonio y Divorcio. Y así podríamos re-titular este texto de diferentes maneras según el enfoque que queramos darle. Lo primero es acabar con una serie de mitos, uno, que es la creencia de muchos, incluidos cristianos “instruidos”, y es que el matrimonio aunque se termine en una separación o divorcio, siguen las personas involucradas estando casadas delante de Dios si es que se matrimoniaron ante Él. No, mis amigos y hermanos, el divorcio, o repudio como se traducía en las antiguas versiones bíblicas, del gr. apolýo, palabra compuesta por lýo (o lúo), que significa desatar, y la preposición apó, que perfecciona ese verbo hasta llegar a significados diversos que se traducen como soltar, despedir, retirar, libertar, siendo repudiar la referida directamente a lo que hoy conocemos como el divorcio, entonces divorciar o repudiar son  en esto sinónimos. Es absurda la creencia popular y de muchos cristianos que a pesar del repudio o divorcio el matrimonio continúa, a lo menos dicen algunos de ellos, atado en los cielos, y se olvidan que lo que se desata en la tierra se desata en los cielos también.  Esta visión seudo-bíblica no es tan difícil de hallar en la gente. Lo que si el divorcio no puede acabar, no es la unión matrimonial, sino son las consecuencias que una ruptura de lo que es la base misma de la sociedad humana, como son consecuencias legales, sociales, sicológicas, espirituales, religiosas, familiares, etc. El segundo mito tan o más tonto que el anterior es justificar el divorcio o fracaso matrimonial usando la Biblia en el texto fundamental de lo que significa una unión conyugal que se encuentra en las palabras de Jesús, en el vers. 6 , “lo que Dios juntó no lo separe el hombre”, y que el Señor agrega al texto inicial de la convivencia humana del matrimonio en Génesis 2,24, y el absurdo, incluso de maestros de la Palabra, dicen, cuando fracasa un matrimonio “fue porque quizás Dios no los juntó”, o que se juntaron por su propia voluntad, o tuvieron motivos no cristianos para hacerlo, cuando a la verdad Dios no junta ningún matrimonio, somos nosotros quienes tomamos tal decisión, o como en tiempos antiguos, los padres de los consortes hacían los tratos, y lo que sí creo, es que los que son temerosos de Dios, ruegan la dirección de Dios en la elección de su pareja de vida, y de seguro que el Padre no va a desoír tan santo ruego, pero que al final, los responsables de toda unión matrimonial no son nada más y nada menos que los mismos consortes. Dios no anda juntando parejas, Él no anda produciendo matrimonios, porque por otro lado podríamos ante la convicción inicial de un matrimonio de que Dios los juntó, convicción solo emocional que tienen muchos, que cuando fracasen entonces el único culpable fue Dios mismo. Absurdo, absurdo. Un tercer mito respecto al tema es que un segundo matrimonio, luego de ser divorciados, no tiene validez, a lo menos ante Dios, ya que legalmente ahora la mayoría de los países validan la separación como una nueva unión (o más de una), cuando sí tiene plena validez, pues definitivamente, dos cosas acaban totalmente con el matrimonio, la muerte y el divorcio, los efectos son distintos, uno es el término natural y el otro el producido por tantas circunstancias que pueden ir desde el engaño hasta por razones de seguridad a favor de  la supervivencia de las personas. No es misión de la iglesia ser tribunal de declaración de inocencia o culpabilidad sino ser instrumento de sanidad, de reconciliación, de recomposición, de restauración a los caídos en esta área tan sensible de la vida y que quieren volver al camino. Un cuarto mito respecto al matrimonio y al divorcio, es creer que las personas las casa Dios, o que la iglesia o el ministro los casa, cuando la verdad es que las personas SE CAZAN con zeta, entre ellas y ellas son las que contraen matrimonio, sea ante el civil y/o ante un ministro cristiano que imparte bendición a sus vidas en nombre de Dios, y si esto está claro debiera hacernos mucho más responsables que nada sobre esta decisión voluntaria y que al dar la palabra debemos mantener y en caso de defecciones buscar todas las maneras posibles de que se superen. Un quinto mito, es que si una persona “no se ha casado ante la iglesia o ante Dios, no está verdaderamente casada”, y éste si que es un concepto erróneo que ha hecho daño a tantas personas. Mi respuesta a este es el siguiente: “TODA PERSONA QUE SE CASA, AUNQUE SEA SOLO POR EL CIVIL, aunque esa es la única y legal forma de hacerlo o con la nueva ley en Chile y en otros países,  ante un ministro religioso competente reconocido por la ley civil, ESTÁ IGUALMENTE CASADO DELANTE DE DIOS Y ES PLENAMENTE RESPONSABLE DE SU MATRIMONIO y las LEYES DIVINAS DEL MATRIMONIO LE SON IMPUTABLES, quiera o no, sea cristiano, ateo, agnóstico, budista, mahometano, espiritista, etc., etc.” Si han cumplido con las reglas de su sociedad al unirse en matrimonio, ya están bajo las exigencias del matrimonio que Dios ha impartido a la humanidad. No tiene que ser necesariamente realizada ninguna ceremonia espiritual para que tal matrimonio sea ante Dios. Ya es válido de por sí ante Dios igualmente, no solo delante de su sociedad igualmente ante Dios, quien es Dios de todos los hombres y no solamente de los que creen y todos los hombres rendirán cuenta de todo ante Él independiente si creen o no y no solo respecto al matrimonio sino respecto a toda la existencia. La validez del matrimonio como responsable ante Dios de tal unión entonces no comienza con la celebración de la bendición pastoral sino es del momento, con o sin ella, en que contraen tal vínculo según las leyes o costumbres de su país. El matrimonio siendo la entidad social más importante no por eso deja de ser definitivamente transitorio, terreno, y sujeto a la caducidad propia de la vida humana. No por ello igualmente deja de tener el mayor valor en cuanto es una unión de un hombre y una mujer y el lugar ideal para la crianza y formación de las nuevas generaciones y que Dios, creador de la pareja humana, es el principal interesado en la felicidad y paz de todo matrimonio y que la iglesia cristiana preste especial atención a la integridad y preservación de la familia teniéndolo como núcleo fundamental y que como tal sea reemplazable por ninguna otra forma de unidad social para los más altos propósitos para la humanidad y que como cristianos debemos prestar nuestra más alta atención a causa de sus propósitos únicos que le son encomendados. Por eso Dios odia el divorcio.
2.Dios Odia el Divorcio pero Ama  a los Divorciados Cualesquiera sea la Causal (19, 1-9). El divorcio, en cualesquiera de sus formas, como separación de hecho hasta la de derecho, es un mal definitivamente, del cual Dios atestigua que aborrece tal hecho (Malaquías 2) y que jamás, de ninguna forma está en Él la aprobación de esta situación a no ser como el mismo Jesús interpreta al legislador antiguo, Moisés, que cuando se origina una ley de divorcio en el viejo Israel la única razón es por la dureza del corazón de la nación, pero nunca porque fue desde el principio la voluntad de Dios. Nunca, nunca está en la voluntad divina el divorcio. Por ningún modo podemos los cristianos buscar una justificación a la separación. El matrimonio en esto sí es sagrado, para todos los hombres, sean cristianos o paganos. Si hay algo que tenemos que tener claro es esto los creyentes en el Señor, que es aborrecer absolutamente, sin reservas, este acto y jamás permitirnos siquiera verlo como una alternativa ante la problemática en las parejas. Casi no hay problema de parejas que no tenga solución si hay buena disposición. Jesús ante el requerimiento de una sociedad divorcista propone poner un principio: que es el principio, lo que fue en el propósito inicial de Dios, el principio está antes de la rebelión y que el pecado se apoderara del corazón humana, antes de la perversión, antes que empecemos a buscar realizar nuestra propia voluntad por sobre la de Dios, “al principio” establece la pureza, la fidelidad, la honestidad, la verdad, el amor, la confianza en la pareja humana, principio y principios que con la venida de Jesús deben empezar a recuperarse, pues ello será el sustento de los cónyuges que se mantengan en la realización de lo que es un matrimonio desde la perspectiva divina y no de su deterioro en la historia de la humanidad. Lo segundo que se propone el evangelio, junto con declarar abiertamente nuestra absoluta oposición al divorcio es el amor a los divorciados. No tenemos que confundir la condenación al pecado del amor salvador al pecador. Y ese amor redentor los incluye a todos, como por ejemplo a la samaritana, repudiada cinco veces, y ahora en convivencia (Juan 4), es a ella precisamente la primera a quien se le ofrece agua de vida eterna, es la primera persona a quien Jesús se le revela como el Mesías prometido, es la primera evangelizadora antes que los mismos discípulos-apóstoles. El “de tal manera amó Dios al mundo” incluye a los que han fracasado en la unión matrimonial. Es de gran hipocresía de parte de las iglesias y he aquí que los ministros de ella tenemos la principal responsabilidad en esto, es hacer discriminación de los creyentes divorciados y vueltos a casar de los que permanecen en su estado matrimonial primero, los tenemos como hermanos de segunda clase, por una lado recibimos sus diezmos y ofrendas y por otro negamos su bautismo o su participación en la Eucaristía (o en la “mesa del Señor”), hablamos de arrepentimiento y fe en Cristo como único requisito de salvación pero les pedimos libreta de primer matrimonio. Confundimos el rechazo de la Palabra al acto de divorcio del amor a los divorciados. Las personas son más importantes que las leyes divina no lo hemos aprendido aún. Nos falta muchas veces solo tirar la primera piedra y si pudiéramos cuantos habríamos lapidado, pero lo hemos hecho con nuestras palabras y actitudes. Somos más parecidos a los fariseos y escribas de la época que a Jesús quien vino a salvar lo que se había perdido. La misión de la iglesia en este siglo divorcista se hace mucho más necesaria, pero al estilo de Jesús y no de una religiosidad intocable. Tenemos, claro que reconocer los estragos que hace el divorcio, pues por eso mismo es misión mayor todavía la reparación de los corazones quebrantados con la medicina infalible y eficaz de la persona crucificada de Jesús quien llevó sobre sí todas nuestras enfermedades, las del alma en especial.
3.La Ignominia de la Soltería (19, 10-12) Es tan absurda nuestra conducta que en vez de apoyar, felicitar, alegrarnos, abrir las puertas, facilitar la misión, etc., de aquellos que deciden permanecer en estado de soltería atentamos contra su sensibilidad tratándolos mal, como solterones/as, como “que nadie te pescó”, como “abandonada del último carro del tren”, e incluso algunos hasta sospechando prácticas lesbianas u homosexuales en vista de permanecer sin pareja. Nuestra sociedad es un tanto o más que un poco, equizofrénica, pues por una lado es divorcista, o sea, ha hecho del matrimonio un producto desechable, y por otro lado trata ofensivamente a aquellos o burlescamente a aquellos que por diversos motivos prefieren quedar en estado de soltería y a aquellos cristianos que lo hacen para tener la libertad para dedicarse más al Reino de Dios, son objetos de las trivialidades y burlas de sus propios parientes, amigos, e incluso de hermanos de su fe, y olvidamos que el mismo Jesús, con todas las fuerzas y potencialidades sexuales normales, fue quien primero se negó a si mismo, quien tomó su propia cruz, y luego el tan querido e insigne apóstol Pablo y cientos de creyentes más en todos los primeros siglos de la fe, quienes fueron una fuerza de expansión del evangelio única y que tanto ha bendecido al mundo. Déjenme decirlo así, tenemos que apoyar a nuestros “monjes” bautistas, evangélicos, cristianos, hombres y mujeres, no tiene porque la iglesia romana, quien impone tal estado a sus sacerdotes para que ministren, acá entre nosotros, en forma voluntaria como  una ofrenda no para alcanzar un grado de ministerio, pues casado igual, sino como ofrenda generosa y libre a Dios, podamos apoyar a todo un ejército de amantes del Señor cuyo único consorte sea en el Espíritu.
II. Misión Para la Vida (desde el 22 de Noviembre hasta que seamos una iglesia que trabaje junto al Salvador en salvar). 

lunes, diciembre 7

PREDICANDO CON INTEGRIDAD - Kenton Anderson


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CRISTOLOGIA DEL NUEVO TESTAMENTO - Oscar Cullmann



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MANUAL PRACTICO DE HOMILETICA - Kittim Silva








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COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO - Tomo 10 - ISAIAS


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COMENTARIO BIBLICO MUNDO HISPANO - Tomo 13 - OSEAS hasta MALAQUIAS



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Palabra Discipular Año IV Semana 196



Mateo 19, 13-30. El tema de la semana pasada sobre el divorcio ha sido de mucha claridad para decenas de ustedes, lectores fieles de la palabra discipular, lo que demuestra que hay muchos interrogantes, como  hay a veces muy mala comprensión del tema, en especial desde el ámbito de la fe que es el más sensible ya que hay una gran carga sico-espiritual respecto a esta situación por las personas que han vivido alguna separación y por aquellos que están en proceso y junto a esto que colabora a crear una mayor tensión está  muchas veces la posición de cristianos demasiados legalistas que quieren aplicar la Biblia como si fuese un látigo y no un bálsamo de sanidad. El problema es que muchos cristianos estamos creídos que Dios nos puso para ser jueces de nuestros hermanos, y por ello con una facilidad increíble somos propensos a condenar al caído, a no tener un mínimo de comprensión a los heridos y buscamos sin ser tarea nuestra, el grado de responsabilidad que le cupo a cada cónyuge en crisis cuando esta situación es más que complicada y al final solo tenemos que aprender a descansar que tenemos un solo Juez perfecto, Dios, quien de todas maneras es primero Amor y misericordia, antes que juez y castigo. Toda pareja al momento de contraer matrimonio tiene altas expectativas de felicidad y de vivir así el resto de sus vidas. Nadie contrae matrimonio sin esas expectativas. Pero ante el quebrantamiento el mismo Señor Jesús permitió el divorcio ante ciertas circunstancias que lo hacían inviable, o sea ante causas que solo destruirían los propósitos y fundamentos de tal unión tan sagrada, y es deber ineludible de la iglesia en su propio tiempo y lugar determinar las causas modernas que se ajusten al criterio de Cristo por el cual un matrimonio puede llegar a su fin, sin que éste constituya un abuso, como lo fue desde los tiempos del profeta y legislador Moisés hasta los tiempos de Jesús, quien, con su venida, repuso los principios y fundamentos originales del matrimonio que pasan a constituirse las bases  mismas de su constitución, desarrollo, sustento y objetivos. Los cristianos del s XXI tenemos la tarea de dilucidar bien esta temática si es que queremos ser una iglesia que cumpla el rol pastoral en nuestra sociedad, esto es, sin nunca renunciar a los fundamentos originales de la formación de la pareja humana saber igual ser una iglesia no farisaica ni legalista cuando lo que necesitan las personas, y cuánto más los que han visto quebrantarse su matrimonio, es que la iglesia sepa aplicar bien su rol restaurador, sanador, reconciliador, e integrador a todos las personas, cualesquiera que haya sido su pecado o sus fracasos. No es misión de la iglesia sino la misma de Cristo, salvar y sanar a los perdidos y enfermos. A esta misión tantas veces se le opone nuestros legalismos bíblicos, creemos que nuestra tarea es defender la Biblia, cuando la misión es salvar a las personas, estamos a veces convencidos que estamos en la tierra para salvar el honor de Dios, cuando lo que tenemos es darle honor a Dios y qué mejor, imitando al Padre cuando envió a su propio Hijo al mundo a salvarlo y no a condenarlo (Juan 3), pero sabemos tan de memoria estos textos que nos nublamos  en nuestro entendimiento y no lo aplicamos en nuestras circunstancias. La iglesia tiene que aplicar los criterios centrales de la Palabra y descubrir que elementos en su propio tiempo y espacio son los que necesitan ser elaborados. Muchos se dan vueltas en la palabra gr. porneía, para dar como única razón válida de divorcio, limitando solo al acto sexual impuro, cuando la iglesia debe descubrir en su propio siglo que elementos más pueden estar dentro de esta causal que ya en ese tiempo no era única, fornicación, sino señalaba una serie de corrupciones, todo aquello que hacía inviable la continuidad del matrimonio, lo que era la negación misma de la unidad y el amor. El segundo tema del texto estudiado creo que merece igual importancia pues siguen siendo maltratados aquellos que prefieren la soltería como modo de vida, que incluso, es puesto con mayor aprecio por el apóstol en 1 Corintios 7, en vista del Reino de Dios y de la libertad del servicio, y que nosotros los cristianos debiéramos, las iglesias y entidades religiosas evangélicas, tener maneras de apoyar en forma especial a los hermanos que optan por tan alto modelo de vida, y claro, por causa de tanta degeneración que ha existido y existe en medio del sacerdocio de la iglesia católica romana(solo esta semana se ha denunciado a la iglesia católica en Irlanda de ocultar cientos de violaciones y abusos sexuales a menores de parte de sacerdotes que esconden detrás de la sotana sus demonios mil, y durante más de cien años han ocultado haciéndose por supuesto cómplices, y han pedido perdón porque fueron descubiertos y no por tener un verdadero espíritu de arrepentimiento), se mira de una forma sospechosa este estado que debiera estar en el aprecio del cristianismo siempre y no por la corrupción en la iglesia que lo impone, en el resto, voluntariamente, y hasta cuando crean las personas y sin perder sus ministerios, debieran tener las puertas abiertas de aprobación y de desempeñar sus ministerios.
1.Imposición de Manos y Oración para Niños (19, 13-15). Luego de dos temas tan álgidos el autor de este evangelio presenta a Jesús en una escena que podría hacer sido una de las más tiernas a no ser por la dureza del corazón de sus discípulos a quienes aprender a superar sus prejuicios fue una tarea ardua y extensa, pues ya en el capítulo anterior casi completo estuvo la enseñanza dedicada a poner en el más alto relieve a los pequeños del Reino, aún y por cientos de años más y por miles, la sociedad cristiana no ha superado bien sus parámetros de validez de los niños como de las mujeres en el Reino de Dios. Seguimos pensando en estratos, todavía se escucha de “los grandes”, cuando éstos son los últimos y los pequeños son los primeros, cuando son las prostitutas y pecadores los que van delante del Reino, dijo Jesús, y no los teólogos ni obispos ni pastores, me incluyo con temor pues ir último es el mayor privilegio también en el Reino. Nuestros milenarios prejuicios siguen gravitando en la iglesia. Déjenme contarle una breve anécdota: “Dos pastores se encuentran y uno le pregunta al otro como estuvo el culto dominical, al cual replicó, que lindo y que se convirtieron al Señor dos almas y media. Ah, replicó el primero, dos adultos y un niño. No, sino dos niños y un adulto”. Cuántas veces somos más discípulos de los discípulos del Señor que del Señor, tenemos un cristianismo de la generación anterior antes que verdaderamente de la Palabra, seguimos echando afuera a los niños y a las mujeres, o les damos un rol secundario en el mejor de los casos. Y el evangelio de Cristo sigue ignorado en muchas de sus enseñanzas por causa de las capas de tradiciones y costumbres y maneras que tenemos y que creemos que son evangelio. Por ello cuando los pastores bautistas de Chile aprobamos la ordenación al pastorado de santas mujeres de Dios llamadas a este ministerio, una minoría de pastores y laicos que se dicen “prominentes” rasgaron vestiduras en defensa de la Palabra de Dios, no entendiendo que era en defensa de sus propias tradiciones y falta de aprender bien a interpretar la palabra de Dios.
2.¿Qué Más Me Falta? (19, 16-22) Somos tan parecido a este joven millonario, no en dinero, pero en excusas para no ser un verdadero seguidor de Cristo. Comenzamos como él adulando a Dios, nuestras oraciones tantas veces son verdaderos himnos de adulación y no de adoración, en donde tratamos de convencer a Dios cuanto lo apreciamos pero por otro lado cuanto seguimos haciendo nuestra propia voluntad. Segundo, creemos igual que este joven rico que somos el complemento perfecto para Dios para completar su obra de salvación, creemos que los ministerio que tenemos son para ser salvos, cuando no son otra cosa que herramientas, dones, capacidades que el mismo Padre en su bondad y misericordia nos ha dado para servirle y al prójimo y que no tenemos que hacer nada pues Él lo ha hecho todo cuando su Hijo consumó su obra en el calvario. Nos parecemos tanto a este proyecto de discípulo que parecemos tan espirituales, incluso hasta cuando nos dirigimos a Dios impostamos la voz, tomamos un tono grave y dejamos el coloquial y normal, y hasta algunos nos atrevemos a gritarle, y usamos las palabras más rebuscadas y hermosas, no sé si para convencerle a Él o para agradar a los que nos oyen, quienes muy pronto van a estar imitándonos y en vez de aprender a orar lo que hacen es repetir nuestras cacofonías interminables. Tercero, hasta a veces podemos llegar a ser insolentes como este hombre que se atreve a preguntar cuáles son los mandamientos que aún le faltan, y en vez de ser humildes ante Él y reconocer que nos falta todo, pues quién puede decir que ha cumplido toda la Ley de Dios la cual se dio con dos objetivos, el primero es que los hombres se den cuenta que nunca podrán cumplirla y el segundo que tuvo que venir el Hijo a cumplirla e imputarla a nosotros por la fe y la gracia. Cuarto, creemos, en especial, los que hemos sido convertido desde joven, que por los muchos años que llevamos en el evangelio tenemos privilegios especiales, nos sentimos autoridad en la iglesia por la suma de años, nos creemos importantes por todo lo que hemos aportado a la congregación, sentimos que tenemos derechos adquiridos por haber permanecidos tantos años, cuando un niño los tiene más, un recién destetado está delante de nosotros en el Reino, pero a pesar que tenemos tantos testimonio de ello en las Escrituras, igual no lo aprendemos. Y Quinto, cuando se le descubre donde está realmente puesto su corazón, cuando se devela porqué late primeramente y en donde está su primer amor realmente, es entonces que toma el camino más corto, abandonar todo intento de querer la vida eterna, esto es Jesús, quien es la vida y eterna. Llegamos con tanta alegría al camino pero apenas la Palabra toca a nuestros dioses amados nos sentimos que no tenemos que dar más. Dar todo para la mayoría sólo es una buena canción, no hemos aprendido que quien da todo recibe cien veces aquí y más vida eterna como dijo el mismo Jesús en los textos siguientes, pocos aprendemos que la verdadera ganancia en el Reino es perderlo todo. Mientras más bienes de esta tierra mayor dolor para el corazón, menos sueños, más preocupaciones deterioradoras, más desasosiegos, menos paz y menos alegría. El amor al dinero es el dios de todos los siglos más destructor de la humanidad.
3.El Problema del Amor a las Riquezas también es de los Pobres (19, 23-26) Basta una moneda pequeñísima para que no entre en el ojo de la aguja, por ello preguntan los discípulos “ entonces quién se podrá salvar?” siendo la respuesta lógica, nadie, pero esto es posible para Dios, pues es un don, pues es una gracia, la salvación no está sujeta a nuestras renuncias ni al cumplimiento de todos los mandamientos, ya no tenemos que preguntar ¿qué más me falta?  Pues siempre habrá más que algo, la respuesta siempre será  mucho e imposible entonces de ser salvos, el joven rico no se salvaría tras el abandono de las riquezas pues tampoco los pobres lo harían por renunciar a sus pocas monedas, ni una sola podría pasar por ese orificio, pero la clave está que para Dios todo es posible. El problema no es cuanto tenemos en dinero sino cuánto amamos el dinero, y  cuánto amamos y estamos dispuestos a amar a Dios por sobre todo y al prójimo. El dinero puede ser una buena fuente de servicio cuando deja de ser puesto para que los banqueros lo usen por años cuando puede estar mejor invertido en el Reino de Dios, esto es en las personas, en los planes de las iglesias a favor de la humanidad, ese es la mejor manera que el dinero obtenga los intereses y ganancias más suculentas en vez de mendigar las escuálidas utilidades bancarias.
4.La Renuncia es el Mejor Negocio Jamás Visto, Quien más Da más Recibe  (19, 27-30) El día que los cristianos aprendamos esta fórmula es cuando recién no solo van a ser transformadas nuestras vidas, sino la de muchos, en especial la de la generaciones venideras. Los bancos actuales están redituando un interés de 0.04%  mensual o algo así, el Reino de Dios reditúa cien veces el capital puesto en sus objetivos, esto es un 10.000% ¡¡¡diez mil por ciento de ganancia neta!!! Invertir en el Reino es renunciar a poner en primer lugar a los que amamos, sin dejar de amarlos, es amarlos en su real dimensión, es dejar de endiosar a los que amamos, es amarlos como corresponde sin que se interpongan en la obediencia y tributo a Dios, sin que sean el límite de nuestro servicio, sin que ocupen lo mejor del tiempo, lo mejor del amor a la humanidad. Los amados naturales no tienen que ser los únicos objetos del amor por sobre los amados por causa del Reino. No es un abandono, pero si es indispensable no hay que dudar.
II. Misión Para la Vida (desde el 29 de Noviembre de 2009 hasta el vacío completo que lleva a la gloria total) (desde la hermosa ciudad de Rancagua, Chile. pManuel SHC)

Palabra Discipular Año IV Semana 194




Mateo 18, 23-35.  Todo este capítulo tiene un tema central, el de las relaciones con nuestros hermanos, lo cual constituye el tema principal de toda la Biblia en comparación con el tema de nuestra relación con Dios, con el cual no tenemos tantas dificultades como con nuestro prójimo y por ello el material sagrado tiene más recomendaciones y enseñanzas respecto a los otros que respecto a Dios y es que allí radican nuestras falencias principales y que necesitan ser reparadas. La Biblia no es un libro para el cielo, sino para los hombres en sus realidades brutales en la tierra, es el libro más realista que ningún otro de religiosidad, y es que es más que religión es revelación para la transformación del hombre en su propia historia. Podemos llamarlo un manual de ética, de conducta, de interrelaciones, de deberes para con los otros. Claro, por supuesto, no deja de ser un libro que primero nos relacione con el Autor de la vida, la primera y restaurada ahora en su Hijo, y eso es lo primero pues sin una reconciliación con Dios primero todo intento y trabajo de paz entre nosotros será solo efímero, sin una conversión todo consejo bíblico será  un maquillaje superficial y pasajero, pues para que haya paz, amor, unidad, cuidado, perdón, se necesita primero estar en paz con el autor de la vida y de la salvación y como resultado natural de ello, ya podemos estar en camino de establecer lazos con nuestros hermanos similares al que Dios ha establecido con nosotros. Hay dos cuestiones que tenemos que comprender para que las dificultades con nuestro prójimo no se transformen en un trauma y que impida que podamos tener relaciones de comunión. La primera y que es una cuestión obvia, es que en todo lugar, sea de cristianos, paganos, otros religiosos, etc., donde existan personas siempre habrán dificultades, interacciones problemáticas, falta de entendimiento, roces, malas interpretaciones, etc., etc., Donde hayan dos o tres ya hay multitud, cuánto más en todo grupo humano, y en esto todos los cristianos tenemos que entender que las iglesias no son el cielo. Hay mucho de mito en esto y es creer que el hecho de ser una congregación cristiana tantos piensan que allí no hay problema alguno, y cuántos erradamente se desencantan por esto y no siguen el camino, y a veces los mismos culpables son los cristianos o sus líderes que fabrican apariencias de completa armonía cuando la realidad que mientras hayan personas siempre habrán problemas propios de esas personas, y en esto las iglesias no escapan, y a veces hay dificultades de relaciones más complicadas que en otras instituciones en razón que no se asumen las posibilidades de situaciones desagradables y segundo por el hecho que las personas que se congregan en iglesias tienden a establecer lazos de más cercanía, compromiso, y emocionales con sus hermanos lo que hace que las dificultades de relaciones cuando suceden sean mucho más tensas y dolorosas. Hay pastores que se pavonean de que en sus congregaciones no hay dificultades de este tipo, y tiene como afiche propagandístico que incluso sus miembros no pecan. Es para la risa. Bueno en ese caso no necesitan la Biblia, que es un 90%, en especial el NT., de pautas y orientaciones como ser una iglesia que supere sus problemáticas internas y propias de los seres humanos. Y aquí llegamos a lo segundo que es más importante que lo anterior, que era solo la constatación de la realidad que se da que es propia en donde hay personas, y que se da como dice el dicho chileno, “aquí y en la quebrada del ají”, ahora lo que sí, y no todos tienen tampoco esa conciencia, es que existiendo esa realidad propia de los humanos, es que permanecen inertes ante esta problemática, y precisamente, lo que debe distinguir las comunidades de cristianos debe ser el anhelo y el trabajo de superación de cualquier mala relación hasta llegar a la paz, el amor, la unidad, la conciliación, el no hacerlo, es renunciar a uno de los aspectos del evangelio más clave, a uno de los objetivos centrales del corazón de Dios, que es hacer que los hombres no solo estén en paz con Él sino los unos con los otros. Y todo este capítulo como ya dijimos apunta en esa dirección y gran parte de las sagradas Escrituras. La iglesia, como se dice, sí  o sí, tiene que ser una comunidad de paz, si es que no quiere perder su sentido clave de ser Un Cuerpo. Pueden existir rencillas, como en todo grupo humano, pero no pueden dejar de existir esfuerzos de reconciliación, hasta “setenta veces siete”, la iglesia nunca debe descansar de ser una familia en paz que es uno de los bienes perdidos de la humanidad, la falta de paz es gran parte del paraíso perdido. Y para ello tenemos primero que tener conciencia de la problemática pero sobre todo la voluntad de hacer la Voluntad de Dios en esto tan señalada en la Palabra. El texto de hoy concluye este capítulo sobre este tema con una parábola, la Parábola del Perdón Como Dios nos Perdonó, llamada en otras ediciones bíblicas como la Jerusalén “Parábola del siervo sin entrañas”, la versión de El Libro del Pueblo de Dios y la NVI, lo titula, “la parábola del servidor despiadado”. Usted y yo podemos ponerle nuestro propio título si queremos y si creemos que se ajusta más a la verdad que está en el párrafo o al material escrito. Sólo quiero advertir en torno a esto que muchas ediciones bíblicas no fueron muy prolijas en la titulación de los distintos párrafos, si bien hubo un exhausto trabajo de traducción pero a la hora de titular o subtitular pareciera que hubo un descuido  o falta de precisión y esto no es poco, en especial sabiendo que la mente humana funciona mucho en base a la presentación de un párrafo y no lee nada más o muy poco algo más, aparte de lo que ya ha sido predispuesta y si fue mal predispuesta va a leer con la venda y no aprovechar el texto. Por ello hay versiones que prefieren no titular ni siquiera hacer separación dentro los capítulos para evitar interpretar los párrafos que es una de las cuestiones que pasan con las titulaciones y aparte que hay mucha gente que cree que los títulos también es palabra de Dios e incluso llegan más allá, pues cuando leen un párrafo comienzan leyendo el título que no es otra cosa que lo que los editores de determinada Biblia han hecho que como ya expliqué en muchas ocasiones hay una notable falta de precisión que puede llevar a una muy mala interpretación del texto. Cuidado con esto.
1.El Rey y su infinita bondad perdonadora (18, 23-27) Esta parte de la parábola es introductoria a la segunda parte, del 28 al 34, la cual es el objetivo principal de Jesús en esta enseñanza que es la conducta que espera Dios de parte de nosotros hacia nuestros hermanos. Pero esta primera parte en que se muestra la infinitud de Dios en tener un corazón comprometido en amor y salvación hacia el ser humano es indispensable para poder llegar a un buen puerto respecto a las relaciones entre nosotros. Así este primer párrafo es fundamental y base de nuestra conducta relacional, pues cuántas veces erramos en dar buenas soluciones de relaciones entre las personas sin primero ir por el camino de la paz con Dios. Ninguna paz con el prójimo, para que sea duradera y eterna, puede soslayarse de pasar por la senda de la conciliación con Dios. Todo esfuerzo que hagamos para que los hombres vivan en armonía no tiene consistencia sin primero entender que el Rey ante el ruego de su siervo tiene una capacidad de perdón infinita, señalada por la gran cantidad de talentos. Cada talento es una medida de valor que significa seis mil días de salario de un trabajador, multiplique eso por diez mil y usted en su país multiplíquelo por el valor aproximado y promedio del salario de un trabajador, a lo menos en Chile serían como 30 a 50 dólares, nos daría todo esto una cifra estratosférica, signo del perdón del Rey a nuestra pobre humanidad. El valor del perdón de Dios hacia la humanidad es inconmensurable, señalado en las cifras del perdón del Rey a su siervo, cuestión, desde el punto de vista del ejemplo imposible en la realidad de ese tiempo,  pero que Jesús lleva al polo más lejano para reflejar el inmenso amor de Dios sin medida a todos nosotros. Sin esta perspectiva, todo esfuerzo de perdón y reconciliación entre nosotros queda absolutamente sin sustento, el divino, el definitivo, el que se nos dona, el imposible hecho posible, el que nunca tiene el deber de hacerlo pero igual, Dios, que muestra que lo hace y de una forma total, absoluta, ilimitada, y nos faltarían los calificativos para describir tanto amor expresado en perdón y que sin ello sería imposible que la humanidad ni siquiera llegara a existir como lo expresan las historia viejas como el diluvio mismo. Por ello, si quisiéramos re-titular esta parábola poniendo el énfasis en esta primera parte, entonces nos cambiaría totalmente tal título y podríamos llamarla “la parábola del Dios infinito en perdón” por ejemplo. Sin embargo en la narración, si bien esta es una verdad testimoniada en toda la Escritura, el tema central o el objetivo último de esta parábola no es  mostrar la gracia infinita de Dios sino es requerir que los que le creemos podamos ser como Él en relación a nuestro prójimo.
2.El Siervo en su Inmisericorde conducta hacia su prójimo ( 18, 28-34, 35). Exactamente en el polo opuesto al de Dios esta parábola va a mostrar como muchas veces somos implacables contra nuestros hermanos, que al llamarlo la parábola “consiervo” (syndoulos), compañero, indica uno igual que él, ni siquiera siervo de él, sino un colega, uno igual, y al mostrar la suma, una insignificancia comparado con la gran deuda perdonada anteriormente, hace de este ejemplo el extremo mismo de la muestra de un corazón totalmente opuesto al de Dios, un corazón frío, indiferente, inclemente, que si bien era justo el cobro de la deuda pero no tomó ni siquiera en consideración el perdón obtenido anteriormente, lo que muestra como tantas veces los mismos cristianos no tenemos un comportamiento hacia nuestros hermanos que se alineé con el de Dios, y que nunca será sino lo mínimo que se nos pide de Aquel que dio lo máximo. Lo más que hemos recibido debe a lo menos ser un llamado a dar lo mínimo pero cuando nuestro corazón no permanece converso, cuando tenemos más hábitos religiosos superficiales que una relación real con Dios y con nuestro prójimo, nos hallamos  incapaces de ser esas personas que a lo menos puedan ser sensibles como lo es el Padre. No es que Dios nos pide ser como Él, no nos habla de perdonar diez mil talentos, sino apenas cien denarios, un denario representa el salario de un día de trabajo de un obrero. Mateo, el pastor, observa en su tiempo que en las iglesias esta situación de la falta de perdón en general son por cuestiones chicas, son por pequeñeces, y que en general se deben a nuestras carnalidades sobre todo, o a sensibilidades infantiles, que a la vez no había suficiente consecuencia entre la prédica del perdón de Dios con un ánimo de aplicarlo a nuestro diario vivir. Y he aquí el objetivo de toda esta parábola, que por  un lado nos muestra la gran e infinita bondad de Dios pero por otro la gran insensibilidad de una comunidad perdonada pero no suficiente perdonadora a la vez. Las amenazas y el castigo del Rey al cristiano inmisericorde, pertenecen al ejemplo, no tenemos que sobre enfatizarla y hacer doctrina de ella, sino al escribir en estos resultados es para poner como ejemplo, de cómo Dios no está dispuesto a permitir que por un lado tengamos fe y amor en y para Él y a la vez seamos egoístas, odiosos y abusadores con nuestro hermano, y esto se refuerza con la oración modelo que nos enseñó, cuando dice,” y perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores” (Cap. 6), siempre esa doble correspondencia, lo que algunos llaman lo vertical y lo horizontal, Dios y el prójimo, que no podemos independizar nuestra relación con Dios de la de nuestros hermanos, y que Juan tan magistralmente va a escribirnos en su primera carta. Acabo de leer hace poco que “si no fuera por el perdón no habría sociedad”. Nadie duda, a lo menos los cristianos, de lo maravilloso que es el perdón de Dios pero a todos nos cuesta poder hacer lo mismo y por mucho menos siempre con nuestro prójimo. El hambre y sed de venganza a veces es tan fuerte que puede opacar la mejor de las doctrinas de vida de parte de Dios con nosotros. Olvidamos fácilmente las grandes deudas que Dios nos ha perdonado pero nunca las de nuestros hermanos. Sabemos que Él “echa al fondo del mar nuestras culpas”, pero nosotros las mantenemos en la superficie aún las menores de nuestros congéneres. Esta parábola, llena de amenazas terribles no tiene otro objetivo de ser un llamado fuerte, enfático, claro, a que vivamos en relación con nuestros hermanos lo que el Padre con sus hijos.
II. Misión Para la Vida (desde el 15 de Noviembre de 2009 hasta que nos empoderemos de esta palabra-parábola y lograr perdonar de corazón a nuestro hermano) (p Manuel SHC)