jueves, enero 21

Unidos en su Espíritu

2010: Año del Bicentenario
“Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría.” Salmos 90:12
Ha pasado mucha agua bajo los puentes desde que el evento del 18 de Septiembre de 1810 fuera establecido como la primera expresión libertaria de la nación. Son doscientos años de historia jalonada de hechos que nos prestigian como país, como también de otros muchos que avergüenzan el alma nacional.
Los escritores de la historia chilena han dejado constancia de la variedad de situaciones protagonizadas por los dirigentes políticos y militares, por los más destacados actores de la cultura y el deporte y por una ciudadanía sufrida y a veces
impaciente en su lucha de mejores expectativas de vida.
Aunque las páginas de los periódicos y de los demás medios de comunicación han ignorado voluntariamente al vasto sector de chilenos que militan en las diferentes confesiones religiosas que no profesan el catolicismo romano, hay suficiente evidencia del aporte que los evangélicos han hecho al devenir espiritual y de servicio al prójimo, actitud que debemos mantener, procurando no involucrarnos en compromisos mediáticos con quienes detentan el poder o con aquellos que buscan alcanzarlo en las continuas elecciones que tiene nuestro calendario político.
La previa de este Bicentenario ha rememorado a los próceres que edificaron los fundamentos de la chilenidad y nos ha permitido conocer de mejor manera las condiciones en que se fueron dando las cosas. Los resultados de los vaivenes y fluctuaciones a que se vieron sometidos los dirigentes de la nación deberían ser ejemplos a seguir, o a omitir, por las generaciones actuales y futuras, para evitar tropezar con las mismas piedras que hicieron caer a nuestros predecesores.
¡Cuánta falta ha hecho escuchar la voz profética de la Iglesia Cristiana! ¡Qué escasa comprensión de la necesidad de buscar a Dios para la toma de las decisiones principales! ¡Qué pobres resultados los obtenidos debido a la permisividad que nos ha llevado a vivir en una sociedad cada vez más inmoral e injusta!
La Iglesia se ha visto limitada a actuar en sus templos, a veces por decisión propia, pero casi siempre por falta de oportunidades. Perseveremos en la oración para que la nueva conducción gubernamental abra sus oídos al mensaje que la Iglesia Cristiana entrega por medio del pueblo de Dios. Que este Bicentenario comience una etapa en que el esfuerzo sea la búsqueda de Dios y no solo se concentre en aspectos economicistas que benefician a un reducido sector de la población en desmedro de la mayoría.
Pastor Waldemar Peralta S.
Iglesia Bautista Nuevo Amanecer

domingo, enero 17