domingo, octubre 18

Palabra Discipular Año IV Semana 190



Mateo 16, 1-20. Espero que haya quedado claro el tema “de la repetición del milagro”, solo agrego para mayor claridad, que a los escritores bíblicos o sagrados, como a todos los escritores de la época antigua, no les interesaba el tema tan importante que es ahora en estos últimos siglos, que es el de la rigurosidad histórica de los hechos, y por ello podemos ver que una misma historia que es indudable que lo es, tenga diferencias tan notables en un evangelista y en otro, y los comentaristas se quiebran la cabeza innecesariamente tratando de “armonizar”  dos o tres relatos en algunos casos, como es en episodios en los que llamamos los “evangelios sinópticos -visto de una misma perspectiva o “ojo”, que no es tan así tampoco y que en otra ocasión explicaré si Dios permite- cuando lo que corresponde es un respeto por el texto de cada uno de los evangelistas y tratar de comprender mejor el porqué del texto y que está remarcando con sus propias interpretaciones o detalles diferentes, antes que forzar a los textos a tratar de dar una explicación “intermedia”, perdiendo de esa manera la riqueza del texto y su sentido original o intención original del autor bíblico, antes de estar tratando de aplicar a los textos normas modernas con que se tratan los escritos ahora, cuando el texto antiguo, la Palabra, necesita que nos acerquemos a ella con ese sumo respeto para encontrar en ella las “palabras” que hablarán al corazón y a la mente. Por ello este episodio de la conversión de los panes y los peces tiene en esta segunda vez la intencionalidad y que está permanentemente en Mateo remarcar de parte de Jesús, que es su sumo interés por en especial los lejanos, los no israelitas y bajar así el orgullo innato de los judeos-cristianos de sentirse privilegiados y casi exclusivos del don de Dios. Y hasta el día de hoy, cuando hay un judío convertido en alguna congregación los mismos hermanos se sienten  absurdamente tan privilegiados e incluso usan tal situación para presentarse como  una iglesia especial. Se notan que no han leído la Palabra y si lo han hecho la han leído con los lentes de los juicios y prejuicios históricos, y menos han leído el Apocalipsis y el evangelio de Juan, donde el apóstol pone a los judíos no conversos como los principales criminales contra Jesús y la iglesia naciente. Y pensar que hay promotores, comerciantes de la fe, que promueven viajes de santo turismo a la “tierra santa”, como si la santidad tiene que ver con ese trozo de tierra, y no con las vidas de las personas sin percibir que la iglesia de Cristo es la verdadera ciudad de Dios y definitiva. Otros peor aún, exaltan las costumbres, música, danzas, cultura judía como algo tan especial que tratan de insertar en sus propias congregaciones tales manifestaciones, sin valorar sus propias culturas y formas de expresar el evangelio.
  1.  Los enemigos entre sí se hacen aliados contra la Fe (Mateo 16, 1-4) Este tipo de alianzas son muy comunes en todos los estamentos de la vida, en especial en política, la cual en vez de consistir en el “arte de gobernar”, tantas veces se transforma en el arte de corromper. No siempre es así, indudable, que hay hombres y mujeres honestas en los ámbitos políticos y sería de muy mala leche que por unos echemos al mismo saco a todos, y por tratarse de un campo minado la política,  se hace necesario la oración constante de la iglesia. Igualmente en los tiempos de Jesús y de los apóstoles, no todos los políticos o gobernantes fueron opuestos a la fe, incluso algunos la defendieron, otros la abrazaron. Como cristianos no tenemos que tratar peyorativamente a todos por igual, es muy mal gusto  despotricar contra todos los políticos, en verdad no debemos hacerlo contra ninguno, sino orar en justicia por todos, y mientras más pensemos que tal gobernante es injusto y ladrón eso debe darnos mayor razón de oración y de vivir una vida justa en medio de los injustos. No podemos negar que igual muchas veces hay pecado y corrupción hasta en los sacerdotes y ministros de Dios que abusan de su investidura para enriquecerse o envilecerse. En el presente caso, los irreconciliables fariseos y saduceos se unen con el propósito de derribar a Cristo, de atentar contra la fe, de derrumbar la iglesia naciente. Derribemos el tronco y todo lo demás caerá por su peso fue su lema. Eso creyeron cuando le crucificaron pero no sabían que como alguien muy bien dijo que “la sangre de los mártires es riego para nuevas semillas de vida”. Ya Satán lo hizo, sus secuaces no son tan distintos, en el desierto, le pidió señales de su mesianismo, “si eres Hijo de Dios” has algunos milagritos,  a lo ni en ese entonces ni ahora cede Jesús. Pero cuántas veces la iglesia cede ante el Tentador y los tentadores, como “si das tu diezmo fielmente Dios te sanará, o te prosperará, ganarás cien veces lo que das” y tantos que dan esperando recibir recompensas, como si ya no tuviésemos mil veces anticipadamente la gracia y los dones de Dios, y hacen del evangelio un juego de lotería con la diferencia que creen estar comprando un número seguro, como el falso convertido Simón, el que hacía magia ( Hechos 8) y quiso comprar el poder de impartir el Espíritu Santo viendo en ello una fuente óptima de ganancias. Cuántos andan pidiendo a Dios señales, milagros, riquezas, bienestar, para entonces, dicen, creer. Tal creer es falso, porque precisamente la fe es creer para ver, y no ver para creer (Juan 11). Creemos pero luego vemos las maravillas de Dios y las encontramos en todos los lugares, aún en las pruebas, aún en el dolor y en la misma muerte cuando traspasemos el umbral de la hierba hacia la inmortalidad. Jesús, igual que a Satán en el desierto, le responde a estos hijos de la incredulidad y de la impiedad que la Palabra tiene señales precisas y claras que responden a su ministerio y que no tiene que estar Jesús, ni al iglesia ahora, demostrando su vigencia y autenticidad como lo hacen los “magos” e ilusionistas. Lamentablemente tantos cristianos caen igual en esta tentación de hacer cosas para servir a Dios y al prójimo para ser visto por esta generación depravada que no se va a convertir por ver como actúan los cristianos y los cristianos que le siguen el juego no va a agradar a Dios. La señal de Jonás era sobre su muerte, los tres días en la tumba, y su resurrección, como el profeta en el vientre del gran pez, era la vida, la muerte y la vida nueva y plena.
  2. Hasta los Fieles Discípulos del Señor Pueden Errar si no se Está Atento y Apercibido (16, 5-12). Las más brillantes directrices espirituales divinas en mentes no calibradas en el Espíritu pueden transformarse en oscuras ideas sin sentido alguno. No sólo a los discípulos de los cuales muchos de sus actos a veces son motivo de burla por nosotros los cristianos modernos, pero no nos adelantemos, pues no estamos lejos de llegar a absurdas conclusiones o no ver realmente el sentido de la palabra del Señor, en especial cuando él usa algún tipo de metáfora, que aunque simple y fácil de aprehender no siempre estamos apercibidos y tantas veces podemos llegar a errar. Estos textos no son para mostrar lo ignorante de este grupo “elegido”, sino para delatar nuestras propias ignorancias, que cuántas veces los cristianos que nos decimos ortodoxos( de recta doctrina o muy bíblicos) andamos por las “patas de los caballos” de botados con nuestras conclusiones. No hay nada en los evangelios que no sea para que meditemos y reflexionemos seriamente sobre nuestras propias acciones. Los evangelios no están para relatar viejos hechos ya pasados sino son luces que iluminan el camino para que no volvamos a tropezar con las mismas piedras, lo que no siempre somos ágiles en evitar. ¿Tiene que ver con la poca fe una pésima hermenéutica y que hace que Jesús ante su enseñanza mal comprendida concluya así? ¿Es la misma poca de fe de los discípulos en medio de la tormenta en textos anteriores? Indudable que respondemos ante las evidencias de estos pasajes que sí, y que por lo mismo la fe es una cuestión que atraviesa por todos los aspectos de la vida cristiana y no solo tiene que ver con situaciones de apremio como el temor ante el peligro de perder la vida, sino que tiene que ver con un mejor entendimiento de la Palabra, o sea, una buena hermenéutica bíblica es totalmente compatible con una fe sana y robusta y al contrario, la ignorancia, una falta de mayores esfuerzos en comprender las Escrituras es signo de vida de fe débil e infructífera, lo que nos lleva a concluir igualmente que no bastan las emociones, las buenas intenciones cristianas, ni el fervor, todo lo cual es superfluo sin una base pística (del gr. pistis, fe) que se manifiesta en una interpretación clara, correcta y significativa de las palabra de Dios. Y pensar que en tantas iglesias los que escudriñan parecen bichos raros y hay congregaciones y líderes que tienden a descalificar de poco espirituales a estas personas o de aislarlas o de verlas con recelo, propio del miedo que tienen que los que alimentan al rebaño sin solidez. Sólo una preparación seria en la Palabra podrá formar cristianos firmes, llenos de frutos de justicia, obedientes, que buscan la paz, donde la carnalidad no tenga erupciones y donde la rebeldía esté sometida, de otra manera vamos a dar pasos de ciego (disculpando a los ciegos quienes ven más que los que tienen su vista sana). Doctrina como la de los fariseos y saduceos, aquí doctrina es mejor entenderlo como prácticas pecaminosas, espíritu de contención, deseos de primacía, que son “doctrinas” perniciosas, que siempre las tendremos entre nosotros, constantemente aparecen en el escenario del mundo, y también en el eclesiástico, y que atentan contra la vida cristiana normal, y por ellos se hace necesario ser cada vez un mejor experto de la sana doctrina, ésta es una sola, mientras que las herejías y sus prácticas se pueden multiplicar. Yo aconsejo no ser expertos en las herejías, sino en la santa doctrina, pues cuando aparezcan esas podemos detectar todo aquello que no se ajusta a la santa Palabra.
  3. La Cuestión no es la Correcta Confesión de Pedro sino las Consecuencias de tal Confesión (16, 13-20) y es allí precisamente donde hemos errado mucho más que en las distintas interpretaciones sobre si la roca en la cual Jesús edifica la iglesia es Él mismo, es Pedro, o son las palabra de emite Pedro. Todos los que estudiamos la Palabra sabemos que esto no es claro, que ninguna de las tres posiciones tradicionales hermenéuticas del texto dejan claramente establecido una y otra, para lo cual podemos deducir sin ambages que cuando hay en textos así, una intencionalidad del inspirador de toda Escritura, el Espíritu Santo, de que podamos pensar en que hay más que un poco de las tres interpretaciones: Cristo es la roca sobre la que funda su propia iglesia y ella se sustenta en su persona, y la confesión petrina confirma que la roca inamovible es tal fe, y que no  podemos dejar fuera a Pedro y luego a todos los creyentes que pasan a ser llamadas igual piedras y por el mismo Pedro en su carta (1Pedro 2) y que tal cosa y esto es sin discusión alguna proviene no de un esfuerzo natural y racional de comprensión sino totalmente por iluminación de Dios, pero nosotros, los teólogos nos hemos enredado por dos mil años y nos hemos separado y hemos creado nuestros fundos para  defender lo que hemos entendido, cuando lo que importa realmente en este texto son las consecuencias de esta revelación que es la misión de la iglesia y es allí donde poco o casi nada hemos puesto nuestra atención por estar armándonos hasta los dientes para defender nuestras propias interpretaciones y defender nuestros castillos feudales inamovibles, cuando lo que más quiere Dios es esa santa movilidad de su persona en la iglesia, la cual misma se nos muestra a veces episcopal, otras presbiteral  y otras comunitaria, sí, la iglesia misma es manifestación de un Dios que no se queda amarrado a  una interpretación. Dios supera todas nuestras interpretaciones de él, la iglesia igual, pero nuestras tradiciones, interpretaciones, denominaciones, y todas nuestras santas confesiones de fe, son verdaderas muros de contención en vez de ser la doctrina y la fe pura vida, y la vida no se puede contener, irrumpe, supera, estalla. Lo que si tenemos muy seguro es que los pilates (gr. pylai, traduce por puertas) del mismo Hades, sus fuerzas, sus atropellos, sus injusticias, sus mentiras y engaños, sus artimañas mil, no podrán resistirse a la naciente iglesia fundada sobre la roca. Las consecuencias de esta aseveración  es una misión que irrumpe en la tierra y en el cielo, lo que haga la iglesia, denotado aquí en dos acciones extremas, atar y desatar,- y he aquí otra cuestión donde los teólogos vuelven a blandir sus espadachines inservibles- o sea, su misión completa, nada queda fuera de su misión, tiene connotaciones eternas, aunque parezcan tan sencillas las tareas de la iglesia en la tierra sin embargo tienen un registro majestuoso. Lo que la iglesia haga en la tierra mueve a Dios en la misma sintonía. Desde el momento en que Dios crea a la humanidad, Dios deja de ser independiente, absoluto, y pasa a “sujetarse” a su creación para su salvación, llegando a tal punto que Él mismo, en Hijo, viene y se nos hace hombre para que el hombre se nos haga dios, por ello, los que creen son llamados hijos de Dios. Dar las llaves que siempre tuvo Jesús es dar la misión, es traspasar el ministerio, es encomendar a los suyos lo que Él hizo en su limitado estado y tiempo en la tierra y que ahora se multiplica en ellos por todo el mundo, dar las llaves es dar toda la autoridad  a los suyos para entrar y salir, o sea para que hagan la obra completa con todo el poder disponible.
II. Misión Para la Vida (desde el 18 de Octubre hasta usar las llaves que tenemos en nuestras manos desde hace dos mil años ya) La iglesia tiene mucho más que lo que ella misma cree que tiene. Creo que la iglesia en general ha sido una esposa acomplejada y no la mujer que describe el último capítulo de           Proverbios, donde nos presenta cuál es la mujer que espera tener Dios, mientras “el sigue en las puertas de la ciudad”. La Iglesia tiene todo disponible para dispensar todas las bendiciones, tiene todo para abrir las compuertas de la gracia, está en sus manos el poder salvar la humanidad, pero tantas veces sigue menospreciándose a si misma, o sigue devolviendo las llaves al que se las entregó, sigue arrastrándose como gusano cuando fue hecha para estar por sobre los ángeles los cuales cuanto quisieran participar pero no tienen esa misión sino la iglesia compuesta por los redimidos del Señor. (pManuel SHC, desde la hermosa ciudad de Rancagua. Toda la palabra discipular, desde Gálatas hasta Apocalipsis y ahora en Mateo, son 190 estudios para su crecimiento, la puede hallar en www.educacioncristiana.cl) 

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